Volvía el otro día de uno de mis paseos por la parte más bonita de la ciudad y de pronto, sin tiempo para cruzar a la otra acera, me encontré con un viejo y lejano conocido travestido de tuno y pegado a una ¡bandurria!, claro. Yo creo que ha engordado como mínimo un kilo por cada mes que hace que no lo veo. Además tenía la nariz tan roja, a causa probablemente de una feroz alergia primaveral, que parecía pedir a gritos: "Córtese por la línea de puntos". En resumen, el efecto daba miedo: parecía un ecce homo. Pero no me quedó más remedio que pararme un instante a platicar:
- No tenía ni idea...
- Pero ¿no os apedrean?
- ¿En todas las Primeras Comuniones también? Creía que era una práctica en desuso exclusiva de los bodorrios.
- ¿Y no tenéis un modelo alternativo para los rigores del calor con la espalda al descubierto, manga rangla o ese bonito pantalón abombado de algún color que refleje la luz? Bueno, si criáis chinches, podéis confraternizar con los entomólogos...
- Bueno, pues me voy. Que os divirtáis ... si es que eso os divierte.
Está visto que hay gente para todo.
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