En general, soy muy agradecido para la música. Me gusta casi todo. Bueno, casi todo, excepto esos discos que frecuentemente encabezan las listas de los más vendidos y que yo creo que deberían integrarse de alguna manera en la jurisprudencia española para que la gente pierda esa tendencia (malsana, seguramente) de provocar a las autoridades para que los encierren en la cárcel: "Y por su último incendio, pasará en prisión cuatro años, seis meses y 48 horas; ni una más. Que en la cárcel hay mucho ambiente es un mito, se lo advierto. Yo al menos no lo he percibido. Y esas cosas se perciben. Porque los jueces tenemos un sexto sentido. Así que esta condena, si lo desea, es conmutable por, pongamos por caso, seguir la gira de conciertos íntegra de Alejandro Sanz. O peor, asistir a todo el proceso de elaboración de un disco (que podría direccionar hacia su propia yugular y hacer algo realmente bonito) de Bustamante, con esas letras, esas coreografías, esa antiestética, esa garrulez y esa adiposidad. Vd. decide; es muy dueño. Pero personalmente prefiero la cárcel. Y no es por vicio. Queríamos desmasificar las cárceles ofreciendo esta alternativa, pero al final la medida está haciendo aguas porque se está volviendo contra el personal psiquiátrico. ¿Qué elige? ".
-La cárcel, acabáramos. Para una vez que logro que me manden allí... Si me condenaran a escuchar a esos dos o a tantos otros, antes preferiría trabajar en una mina de sal de sol a sol.
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