Bueno, pues al parecer este Blog tiene ideas propias y ahora le apetece jugar conmigo al escondite. Así que no sé si esta entrada tendrá alguna difusión. Yo al menos no puedo verificarlo en mi ordeñador.
Podría ponerme a escribir unos ripios para zaherir a los electrodomésticos, que parecen haberse rebelado en masa, pero Carlos Berlanga ya escribió una canción, antes y mucho mejor. No puedo escuchar música en el despacho, a menos que ambiente toda la casa y sospecho que a todo el vecindario. Pero es que yo sin música no sé hacer casi nada. Al parecer se ha perdido el dispositivo de sonido que tenía instalado este aparato diabólico mientras Marta Sánchez cantaba a pleno pulmón Desesperada. Yo también estoy desesperado.
Y unas páginas de la red, sin ningún criterio, aparecen en la pantalla y otras no, ésta entre ellas.
En el teléfono suenan demasiadas interferencias. En mi opinión, los cafres de esta comunidad, cansados de los abominables talk-show televisivos, se han bajado al garaje para escuchar las conversaciones de todo el edificio. O por lo menos las mías. Lo sé porque cuando me instalaron la línea y tuve que acompañar al operario hasta la caja central de telefonía, sita en el garaje, tuve que escuchar algunas conversaciones -ridículas, dicho sea de paso. Me dan ganas de dirigirles unas palabras a mis posibles escuchantes del garaje.
Además, el antivirus de esta máquina infernal parece entregado al opio, como muchos afganos, y ha dejado que se cuelen una decena de virus. Lo único que me faltaría es tener que formatear el disco duro.
Pero todo esto me ha servido para detectar, por fin, una medida política que ha pasado desapercibida por su simpleza y que sirve para generar esa crispación social y política que tanto favorece a los partidos que están en la oposición, sean del signo que sean. Verán, consiste en abrir de par en par los cotolengos y algunos zoológicos para cubrir con todos los que salen de allí los despachos y salas de teleoperadores de las compañías de telefonía de España, especialmente los de una empresa que de presente de indicativo espero que pase a pretérito perfecto simple, AUNÓ, antes de que amanezca. Desde luego, si lo que pretenden es subirse al podium de la ineptitud, no creo que nadie pueda hacerles sombra. Pero en realidad lo que pretenden es reducir el paro por la vía más expeditiva de los homicidios en masa. Y en este momento a ese podium me subiría yo mismo sin dudarlo. ¡Ay, si tuviera un tanque para arrasar una sala llena de teleoperadores ineptos! Teleoperadores que podrían librarse si confesaran quiénes son sus líderes y quiénes los aleccionan... Satanás, probablemente. O el maquillador de María del Monte en los carteles promocionales de su gira (o giro, sobre sí misma).
No sé si podrán ver esta entrada, no sé si recuperaré los demoníacos dispositivos de sonido, no sé si al final conoceré a alguien interesante en mi garaje, no sé si me comeré este ordenador, no sé si lo tiraré por la ventana o si me tiraré yo, no sé si me haré telonero de María del Monte -en la Cité Funéraire aprendí todo lo que se necesita en materia de escenarios, guión y vocabulario ad hoc-, no sé si llamaré a un técnico de la compañía y fingiré un accidente... Y que luego me metan en el cotolengo. Total, están todos abiertos de par en par.
4 comentarios:
¿Qué es un cotolengo? esa masa que se utiliza para acompañar entradas o postres franceses?
¿Qué es un cotolengo? esa masa que se utiliza para acompañar entradas o postres franceses?
No, señor Manuel: la masa gastronómica de origen francés es la Crêpe. Con otra etimología diferente (del latín Crispare), existe el verbo Crêper, peinar el cabello de la punta hasta la raíz para darle volumen. Aquí se dice -con tono bastante peyorativo, al menos cuando lo utilizo yo- "pelo crepado". Pero no lo asocié cuando lo leí en su blog. Vd. disculpe.
Cotolengo es una palabra en desuso que significa: "Casa de caridad en que se acoge a enfermos -mentales, generalmente- y necesitados".
Buen fin de semana, caballero.
Jajajaja. Y ja. Bb mil, ya lo sabe usted.
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