Sí, nunca lamentaré lo bastante haber pasado las paperas justo aquel cuatrimestre. Y ahora me voy como me veo. No me parece justo: los seguros estudiantiles tienen lagunas negrísimas por las que se cuelan los derechos elementales de los que todo seguro debe ser garante. A mí nadie me advirtió de que el módulo de 5º de carrera, Felación y McLuhan, II, más conocido como Fela Dos, fuera tan esencial. Pues vaya si lo es: ahora me doy cuenta. Yo no pude asistir porque estaba impedido: tenía el tiroides del tamaño de un pomelo.
Como había obtenido una nota bastante presentable en el primer módulo, creí que había aprehendido las nociones teóricas básicas sobre cómo la felación había revolucionado la célebre teoría de Marshall McLuhan y particularmente su aforismo El medio es el mensaje, transformado a partir de ese momento en un incontestable: El medio es la felación. Así de sencillo. O eso fue lo que yo creí. Pero en realidad tenía una venda en los ojos: no calibré que si el medio había sido el mensaje hasta entonces, a partir de ahora la práctica oral lo era todo. Y, claro, eso no se improvisa de la noche a la mañana ni se aprende de oídas. No. Se requiere dedicación y como mínimo un cuatrimestre para resultar competitivo. A las pruebas me remito, porque ya se sabe que el que no corre, vuela, que en mi caso es como decir: “la que no lleva camino de convertirse en reina es porque YA es drag queen”.
Y todo exige su entrenamiento. Hay que aprender texturas, la presión correcta, moderada o extra; gimnasia lingual, compás de las amígdalas palatinas; con dientes o sin; la excelencia intrínseca de la piorrea, la oportunidad o no de conjugar los granos de cardamomo con un guisante de olor o con hojas de hierbabuena para neutralizar aromas indeseados; ¿qué aporta el colágono y qué renuncias conlleva?, ¿ayuda para mejorar la pronunciación francesa, particularmente las nasales y las ápico-velares?, bigote: ¿sí o no?, etceteraetceteraetcetera. Además de la preparación minuciosa del miembro objeto de toda nuestra atención y desvelo.
Como se puede ver, son muchas las preguntas que me quedaron en el tintero. Yo sé que hay gente que goza de una inteligencia emocional que viene muy bien para subsanar estas carencias, pero yo, particularmente, no he sido dotado de ella. Así que creo que voy a hacer un curso acelerado con el tarotista de cabecera del tío Benjamín y me voy a dedicar a leer la mano por la calle con un ramillete de tomillo del Alto Albayzín.
3 comentarios:
Ay, ya lo creo. La felación lo es todo. Sobre todo en esa casa de putas llamada periodismo. O Casa Real. O ambas cosas.
¿No estarás confundiendo felación con delación?
Añadiré, para presentar un panorama más amplio, que el correr de los años me ha enseñado que el cunnilingus también puede tener su encanto. Y sobre todo su eficacia.
Y nuevamente a las pruebas me remito.
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